Confirmar la compresión neurológica como origen en un paciente con síntomas intermitentes inducidos dinámicamente puede ser un reto para el diagnóstico. Este reto se agrava cuando el médico depende de una imagen de rayos X estática o de un informe de la resonancia magnética que califica pequeñas intrusiones estructurales en el canal raquídeo como clínicamente insignificantes.
Los síntomas que se manifiestan en movimiento pueden ser difíciles de captar si el efecto de la masa es pequeño o provocado en el extremo del rango de movimiento. El siguiente caso es interesante por el obvio cambio en la interpretación patológica entre la postura de flexión y neutral.
En la resonancia magnética lateral (leída por otro radiólogo) se consideró que sólo había bultos en los discos. Sin embargo, el propósito de la revisión de este caso de estudio no es el de instar a los médicos a pedir resonancias magnéticas de flexión como práctica estándar; es un recordatorio de que la columna vertebral es una estructura dinámica y la compresión intermitente sintomática de los elementos neurales puede no ser evidente en una imagen estática. Por ello, se puede retrasar el tratamiento y se puede subestimar la posibilidad de que se vuelva crónico. Una mayor desviación de los elementos neurales o una mayor deformación tienen más probabilidades de producir síntomas. La deformación de la médula espinal o el área cuadrada de la médula espinal pueden ser clínicamente catalogadas, aunque la mayoría de radiólogos no usan una escala cuantificable. Nagata et al.1 describió una escala útil de cuatro niveles, basado en las imágenes sagitales ponderadas de la T1 de la columna cervical. La médula espinal también puede estar desviada sin compresión obvia causando una tracción excesiva en la médula o en las raíces. El grado de compresión y la intensidad de los síntomas pueden no estar en proporción directa en casos de compresión leve con extensa inflamación.
Historial clínico:
Hombre de 43 años con historial de lesiones repetitivas en el cuello durante prácticas de combate en artes marciales. Describió el dolor como intenso en la fosa supraclavicular y en la región supraescapular en la derecha. Le pusieron varias inyecciones epidurales y una rizotomía de raíz sensorial en la C6. El paciente tuvo beneficios a corto plazo con estos procedimientos invasivos, pero no se alivió el dolor por completo. No podía trabajar a pleno rendimiento y los ejercicios de las extremidades superiores intensificaban sus síntomas radiculares. Parecía haber una lesión muscular del escaleno y el omohioideo, además de las hernias discales observadas en la resonancia magnética. El tratamiento quiropráctico durante los tres años posteriores a la lesión redujo el dolor, pero con la actividad se daban periodos de dolor penetrante severo.
Protocolo de tratamiento de láser:
Se usó el láser de clase IV en las siguientes regiones y con el siguiente protocolo:
Resultados del tratamiento:
El paciente tuvo un alivio significativo del dolor tras la primera visita. A la tercera visita, el dolor se había reducido radicalmente hasta alcanzar un nivel tolerable. También redujo la necesidad de analgésicos. Al final del segundo mes ya no necesitaba medicinas sedantes y dormía mucho mejor. No consiguió volver a las actividades deportivas de antes de la lesión o al nivel de trabajo, pero tuvo días enteros sin dolor radicular y con tan sólo algo de dolor leve en actividad. Este estado de mejora ha continuado durante seis meses y con tratamiento semanal. El dolor incurable volvió un par de veces tras actividad física. El tratamiento se consideró muy eficaz, porque antes de la intervención con el láser de clase IV, el paciente estaba tomando Vicoden a diario y tenía un dolor persistente intratable en la fosa supraclavicular. La calidad de vida del paciente había mejorado y podía pasar el día sin necesidad de analgésicos o sedantes. Compresión de la médula espinal destacada al nivel de la C5-6 y de la T2-3 con flexión cervical. Estas hernias discales sólo eran parte de los mecanismos responsables de la producción de dolor en este paciente. Se considera que hay signos clínicos para sospechar lesiones en los músculos escalenos y omohioideo.
Sobre el autor
Jerry True, D.C., FIACN es un neurologista quiropráctico en una clínica privada y tiene más de 25 años de experiencia práctica en neurología funcional, nutrición clínica y cuidados para el bienestar. Ha dado conferencias por los Estados Unidos sobre temas de terapia de láser y neurología en asociaciones de educación continua. El Dr. True es coautor del libro de texto de neurología titulado Myelopathy, Radiculopathy and Peripheral Entrapment Syndromes y ha contribuido con capítulos e ilustraciones a libros de texto en medicina deportiva, neurología y medicina de tejidos blandos. También ha contribuido en investigaciones y ha publicado artículos sobre la terapia de láser.